lunes, 31 de mayo de 2010

Las lentillas, tus grandes amigas

Soy un topo, un topo medio sordo. La topez es herencia, la sordera me la proporciona poco a poco mi trabajo. Vivo esclavizada por gafas y lentillas. Las gafas me quedan mal y las lentillas me dan día a día momentos tan entrañables como estos:

- Quedarse medio dormida con ellas (es fácil, me paso la vida sufriendo ataques de narcolepsia) y por lo tanto que se te peguen a los ojos y quitártelas sea toda una misión imposible

-Ponerte la izquierda en el ojo derecho y al revés, lo que produce que por un ojo no junes un clavel y por el otro veas a través del tiempo

-Llegar con unas cuantas copas de más a casa y meter por error las dos lentillas en el mismo departamento del estuche. A la mañana siguiente se habrán fusionado cual Vegeta y Goku y tendrás una mega lentilla totalmente inservible. (Vale, lo de la mega lentilla solo me ha pasado una vez, el resto de veces sencillamente se me han quedado pegadas, pero flipe, era del tamaño de una critita)

-Llevarlas puestas durante tanto tiempo, que se te sequen en los ojos y se te caigan al suelo (una vez estando yo con un novio que tenía, en un restaurante, se me callo la lentilla encima de su cena XD)

-Quitártelas totalmente dormida sin prestar atención al liquido que echas en el estuche. Al día siguiente por la mañana, tus ojos serán la fiesta de la espuma




Que pena ser pobre..


2 comentarios:

  1. Cómo me habría gustado estar presente el día del agua oxigenada...

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  2. Bueno, a veces hacen funciones extras benignas: En cuanto a lo de las copas de más... a mí me suelen avisar a modo de intermitentes cuando empiezo a padecer cierta embriaguez xD

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